En Nochevieja, decimos adiós al año saliente y miramos hacia el futuro con esperanza.
De hecho, en 2022, millones de personas en todo el mundo tuvieron que decir adiós a la vida que llevaban.
De Ucrania a Afganistán, pasando por la República Democrática del Congo y más allá, muchos se vieron obligados a abandonar las ruinas de sus hogares y medios de vida en busca de algo mejor.
Globalmente, cien millones de personas se han tenido que desplazar huyendo de guerras, incendios, sequías, pobreza y hambre.
En 2023, necesitamos, más que nunca, paz.
Paz en la convivencia, dialogando para poner fin a los conflictos.
Paz con la naturaleza y con nuestro clima, para construir un mundo más sostenible.
Paz en nuestros hogares, para que mujeres y niñas puedan vivir con dignidad y seguridad.
Paz en las calles y en nuestras comunidades, con plena protección de todos los derechos humanos.
Paz en nuestros lugares de culto, con respeto a las creencias de los demás.
Y paz en la red, poniendo fin a los abusos y a los discursos del odio.
En 2023, hagamos que la paz sea piedra de toque de nuestras palabras y acciones.
Juntos, hagamos que 2023 sea un año en el que la paz vuelva a nuestras vidas, nuestros hogares y nuestro mundo.
Nueva York, 31 de diciembre de 2022