Celebramos hoy el Día Internacional de la Paz en un momento de crisis para el planeta y sus habitantes:
Conflictos que expulsan de sus hogares a un número de personas sin precedente.
Incendios mortales, asoladoras inundaciones, temperaturas desbocadas.
Pobreza, desigualdades, injusticias.
Desconfianza, división, prejuicios.
El tema de este año nos recuerda que la paz no es automática.
A la paz se llega a través de la acción.
Acción para acelerar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible y garantizar que nadie se queda atrás.
Acción para poner fin a la guerra contra el planeta y sus dones naturales.
Acción para defender y proteger los derechos humanos y la dignidad de todos y cada uno de nosotros, y en particular ahora, cuando se celebra el 75º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Acción para aprovechar las herramientas intemporales de la diplomacia, el diálogo y la colaboración para rebajar tensiones y poner fin a los conflictos.
Y acción en favor de los millones de personas que viven los horrores de la guerra.
La paz no es solo una noble visión para la humanidad.
Es un llamamiento a la acción.
Comprometámonos a construir la paz para todos, a fomentarla y a mantenerla.