Conozca a los ganadores de los Premios de los Pueblos Indígenas 2023
Los Pueblos Indígenas desempeñan una importante función en la conservación de los ecosistemas y la gestión de los recursos de manera sostenible.
La comunidad internacional debería tomar a los Pueblos Indígenas como ejemplo para obtener orientación a la hora de afrontar los efectos del cambio climático y prestarles apoyo para que lleven adelante su propia labor de desarrollo y fortalezcan su cultura, su identidad, sus conocimientos, sus recursos naturales, su propiedad intelectual y sus derechos humanos.
Con los Premios de los Pueblos Indígenas, el FIDA promueve proyectos de desarrollo inspiradores, dirigidos por Pueblos Indígenas, que fueron transcendentales en 2022.
Proyecto financiado por el FIDA con mejores resultados: Proteger los medios de vida de las poblaciones autóctonas en Bolivia.
En la cordillera andina en Bolivia, las comunidades indígenas quechua y aimara hace mucho que se dedican a la crianza de llamas y alpacas para obtener carne y fibra natural y como medio de transporte. Sin embargo, dado que las condiciones adversas cada vez son más frecuentes (como las sequías, las intensas nevadas y las grandes heladas), la salud de los animales se resiente. Un mayor número de hembras pierde sus crías y a los pastores cada vez les resulta más difícil realizar su labor y prosperar. Para muchos Pueblos Indígenas de estas comunidades, el cambio climático está poniendo en peligro sus únicos medios de subsistencia.
A fin de velar por el bienestar de los animales y reducir la mortalidad, el programa PRO-CAMÉLIDOS pone a disposición de la población perteneciente a la comunidad Ayllu Lerco rediles móviles y heniles y le brinda acceso al agua.
“Nuestra prioridad es enfrentar el cambio climático", dice Dania, miembro de la Comunidad Ayllu Lerco y Concejal Municipal. Nuestra comunidad está siendo azotada por el aumento de la temperatura, temporadas de lluvias esporádicas y escasez de agua." comenta.
Con la ayuda del programa, las comunidades indígenas deciden cómo conservar los ecosistemas, gestionar los proyectos y mantener sus medios de vida tradicionales. Solo el año pasado, el programa PRO-CAMÉLIDOS prestó ayuda a 10 563 personas, y alentó a que las mujeres, los jóvenes y las personas con discapacidad tomaran la iniciativa.
“Yo participo en Procamélidos porque es un programa que ayuda en la equidad de género y trabaja con las mujeres y con la juventud” afirma Dania.
Proyecto financiado por el IPAF con mejores resultados: Agrosilvicultura en favor de la seguridad alimentaria infantil en el Camerún
En los frondosos bosques del sur del Camerún, las comunidades indígenas bakola y bagyéli viven de lo que la tierra les ofrece, pero, además, la agrosilvicultura garantiza que los niños que viven en el internado de la localidad de Ngoyang consuman alimentos nutritivos al tiempo que aprenden.
Gracias a este proyecto, ejecutado por FEDEC y financiado a través del Fondo de Apoyo a los Pueblos Indígenas del FIDA, se estableció una plantación agroforestal de 10 hectáreas con parcelas de cultivo de alimentos tradicionales y otros productos, se facilitó equipo y se construyó un depósito para almacenar la producción en condiciones de seguridad. En 2022, se produjo más de una tonelada de yuca, una planta leñosa, que la comunidad consume o vende, y que generó USD 182 para financiar actividades en el internado. Se espera que a partir de 2024 la plantación genere ganancias adicionales que superarán los USD 1 500.
El comité de gestión del internado que se estableció en el marco del proyecto está compuesto por miembros de la comunidad local, donde las mujeres ocupan puestos clave. Sus integrantes aportan conocimientos tradicionales a través de actividades de capacitación en gestión agroforestal y técnicas para frenar la erosión y mitigar los efectos del cambio climático.
Proyecto no financiado por el FIDA con mejores resultados: Energía comunitaria limpia en Filipinas
En la apartada región filipina La Cordillera, muchos hogares y negocios carecen de energía eléctrica. Sin embargo, gracias a un proyecto llevado a cabo por una organización no gubernamental llamada SIBAT, 1 684 familias indígenas han instalado generadores de energía hidroeléctrica en pequeña escala gestionados por las comunidades.
Actualmente y por primera vez, los hogares, las escuelas y los centros de salud de toda la región cuentan con electricidad. Las actividades comerciales rurales como los molinos de maíz y arroz utilizan energía limpia, lo cual contribuye a fortalecer los medios de vida y la seguridad alimentaria, al tiempo que favorece la sostenibilidad.
El proyectó se diseñó basándose en los principios del consentimiento libre, previo e informado, de suerte que los Pueblos Indígenas participan plena y efectivamente en los procesos decisorios que les afectan. Reúne a las comunidades para que supervisen y manipulen el sistema eléctrico y fijen las tarifas de manera colectiva. Los miembros de mayor edad y las personas con discapacidad de las comunidades supervisan y orientan las actividades del proyecto de acuerdo con las normas consuetudinarias.
"Vi la dificultad de no tener electricidad en muchas zonas, por eso acepté el trabajo de técnico aquí en SIBAT: para ayudar a suministrar electricidad en comunidades remotas", dice Glendo Gayed, de la comunidad indígena Banao.
Gracias a esta iniciativa, las comunidades indígenas logran adaptarse y aumentar su resiliencia al cambio climático, al tiempo que preservan las cuencas hidrográficas, los ríos y las cascadas de la región.
"Lo que más me gusta de SIBAT es que no sólo proporcionamos electricidad; ayudamos al medio ambiente,” dice Glendo.