Las catástrofes climáticas están dañando a los países y a las economías como nunca antes.
El aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero está potenciando fenómenos meteorológicos extremos en todo el planeta.
He visto con mis propios ojos la devastación ocasionada en el Pakistán por las recientes inundaciones.
Estas calamidades crecientes cuestan vidas y cientos de miles de millones de dólares en pérdidas y daños.
Las catástrofes climáticas desplazan a tres veces más personas que las guerras.
La mitad de la población ya se encuentra en la zona de peligro.
El mundo no está invirtiendo en la protección de las vidas y los medios de subsistencia de quienes están en primera línea.
Quienes menos han hecho para causar la crisis climática están pagando el precio más alto.
Desastres climáticos en cascada sorprenden a poblaciones enteras sin ningún medio de alerta previa.
La gente necesita estar advertida con suficiente antelación a fin de prepararse para afrontar fenómenos meteorológicos extremos.
Por eso pido que la alerta temprana alcance una cobertura universal en los próximos cinco años.
Ha quedado demostrado que los sistemas de alerta temprana —y la capacidad de reaccionar frente a ellos— salvan vidas.
Lo corrobora un nuevo informe publicado hoy por la Organización Meteorológica Mundial y la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres.
El informe revela que esos servicios son sumamente insuficientes para quienes más los necesitan.
En la conferencia sobre el clima CP27, que se celebrará en Egipto, anunciaré un plan de acción que ofrecerá sistemas de alerta temprana para todos en un plazo de cinco años.
Insto a todos los Gobiernos, las instituciones financieras internacionales y la sociedad civil a que lo apoyen.
Este nuevo informe es un recordatorio más de que actuar de forma real y concreta en relación con las pérdidas y los daños debe ser una prioridad mundial.
Los resultados de la CP27 en ese ámbito serán una importante prueba de fuego para reconstruir la confianza entre los países desarrollados y los países en desarrollo.
En este Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, exhorto a todos los países a que inviertan en sistemas de alerta temprana y apoyen a los que carecen de capacidad.
Los fenómenos meteorológicos extremos son inevitables, pero no tienen por qué convertirse en desastres mortales.