Hay un dicho: “Se necesita un pueblo para criar a un niño”.
También se necesita un pueblo para apoyar a las personas que viven una crisis humanitaria.
Este pueblo incluye a las personas afectadas que siempre son las primeras en responder cuando ocurre un desastre: vecinos que ayudan a vecinos.
También incluye a una comunidad mundial que se une para apoyar a esas personas mientras se recuperan y reconstruyen.
E incluye a cientos de miles de trabajadores humanitarios, tanto voluntarios como profesionales.
La prestación de asistencia sanitaria y educación.
Alimentos y agua.
Refugio y protección.
Ayuda y esperanza.
Lejos de los focos y de los titulares, el personal humanitario trabaja sin descanso para hacer de nuestro mundo un lugar mejor.
Contra todo pronóstico, a menudo con gran riesgo personal, los trabajadores humanitarios alivian el sufrimiento en algunas de las circunstancias más peligrosas imaginables.
Hoy en día, el número de personas que necesitan asistencia humanitaria nunca ha sido tan elevado, a causa de los conflictos, el cambio climático, la COVID-19, la pobreza, el hambre y unos niveles de desplazamiento sin precedentes.
En el Día Mundial de la Asistencia Humanitaria de este año, homenajeamos a los trabajadores humanitarios de todo el mundo.
Aplaudimos su dedicación y valor y rendimos homenaje a los que perdieron la vida en pos de esta noble causa.
El personal humanitario representa lo mejor de la humanidad.