El súper profe boliviano que lucha contra la COVID19 e inspira a otros
En el día del maestro recordamos y celebramos la creatividad de maestras y maestros que lograron romper barreras para seguir enseñando en pandemia.
Muchos profesores en el mundo se han tenido que enfrentar a un reto nunca pensado: cómo seguir enseñando en medio de una pandemia. En estas complejas circunstancias, los profesionales de la enseñanza han implementado creativas estrategias para que sus estudiantes puedan continuar sus trayectorias académicas. A continuación, contamos la historia de uno de los profesores que encontró recursos alternativos para motivar a sus estudiantes y, hoy en día, inspira a otras y otros a ser creativos en el aula.
En un barrio antiguo de la ciudad de La Paz, todas las mañanas un hombre común se convierte en un súper héroe muy especial: justo antes de conectarse a sus clases en línea, Jorge Villarroel se pone una máscara, una capa, enciende un pequeño aro de luz y se suma a una video llamada.
Al activarse la pantalla, sus estudiantes muestran una gran sonrisa al ver conectado a la clase virtual al “Súper Profe”, apodo que se ha ganado en el último año.
La génesis del “Super Profe”
Cuando comenzó la restricción de circulación al inicio de la pandemia en Bolivia, Jorge no sabía casi nada de tecnología. Para él, fue todo un desafío dar continuidad a las clases mediante su celular para garantizar el derecho a la educación de sus estudiantes.
“Empecé a notar cómo las chicas y chicos se decaían, estaban tristes, encerrados y no muchos seguían la clase…”, reflexiona desde una pequeña habitación, donde tiene distintos escenarios preparados: una pecera, un pizarrón, muñecos tejidos de lana y un altar de figuras de personajes de acción.
La percepción de Jorge sobre el estado anímico de muchos de sus estudiantes ha sido muy acertada. De hecho, en Bolivia, según lo demuestra el último sondeo de la herramienta digital U-Report, de UNICEF, ocho de cada 10 adolescentes pasan angustia, depresión y ansiedad a causa del nuevo contexto social, familiar y personal producto de la pandemia de la COVID-19, pero no buscan apoyo psicológico.
Ante esta realidad, Jorge decidió reciclar un par de prendas de vestir para crear un disfraz. A la mañana siguiente, dio la bienvenida a sus estudiantes disfrazado del hombre araña e, inmediatamente, la actitud de sus estudiantes cambió y los niveles de motivación comenzaron a repuntar.
“La época en que comenzó a disfrazarse fue en la época más dura de la pandemia, eso ayudó a que las niñas y niños saquen de la mente el momento difícil que estábamos viviendo todos”, explica Erika Ibañez, madre de Valentina Siles, una de las estudiantes de Jorge.
Un día Valentina fue corriendo a contarle a su mamá Erika que su profesor era un súper héroe. Ante semejante noticia, Erika decidió asomarse y ver la clase virtual de su hija y ahí descubrió que Jorge estaba disfrazado.
“El cambio fue notorio, sobre todo en mi hija menor, que contaba los días para que llegue la clase de Jorge. Toda la semana pensaba y se preguntaba ‘¿de qué se disfrazará hoy?’. Eso los animó en el curso, motivó más a las niñas y niños”, comenta Erika.
Tras más de un año de estar en clases virtuales, Valentina dice que las clases virtuales no son difíciles y dice sentirse acostumbrada a todo, menos a los bajones de Internet que a veces dificultan la conexión con su profesor y sus compañeros.
Trascendiendo barreras y fronteras
Siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud sobre salud mental, Jorge decidió ir un paso más allá. Es así como también empezó a brindar sesiones de zumba, antes de cada clase virtual.
“Hasta los papás, mamás y abuelitos que acompañan a sus hijos e hijas participan de la sesión de baile”, destaca con una gran sonrisa, al saber que su impacto positivo ha trascendido incluso las barreras de la edad.
Para Jorge reinventarse no ha sido fácil. Pero su creatividad ha sido inspiración de muchos maestros que, si bien no todos se disfrazan, han tomado como referencia el buscar estrategias para captar la atención de sus estudiantes y mantenerlos motivados.
“Me escribieron profesores de otros países, como Estados Unidos, Argentina, Colombia… para preguntarme y replicar mi iniciativa”, expone Jorge.
Una lección de resiliencia
Pero Jorge no solamente es un “Súper Profesor” sino que, además, en los momentos más álgidos de la pandemia se sumó a un grupo de voluntarios del sector sanitario para atender a familias de escasos recursos y a personas afectadas por el colapso de los hospitales.
Tras asistir a una familia enferma por la COVID-19, Jorge se contagió. En cuestión de días, colgó la capa y empezó a buscar un centro médico para ser atendido de emergencia. Tras dos meses en coma y una traqueotomía, Jorge volvió a su labor docente.
Jorge reconoce que hacer frente a la pandemia y sobreponerse de la enfermedad de COVID-19 habría sido imposible sin sus estudiantes. Mantenerme cerca de sus estudiantes, saber que lo esperan y recibir el cariño de tantas personas lo motivaron a sobreponerse, ser resiliente y seguir adelante con su labor.
Ahora Jorge hace uso de un tanque de oxígeno para poder dar clases, conversar con sus estudiantes y mantener el buen ánimo.
Respecto a la COVID-19, Jorge afirma que es importante ser sinceros, hablar del tema e incluso de los miedos: “Mis estudiantes aún me preguntan: ‘¿por qué no puedes respirar? ¿Qué es terapia intensiva?’, menciona.
Para ayudar a hacer frente a las noticias falsas y a la información no verificada sobre la COVID19, Jorge usa sus redes sociales para invitar a la gente a conocer su historia, vacunarse, usar barbijo, lavarse las manos y cuidarse a sí mismos y a quienes les rodean.
“Hay que continuar, ser fuertes”, afirma Jorge, mientras cose un nuevo traje de súper héroe con el que dará la bienvenida a sus estudiantes en la próxima clase y mientras se prepara para los nuevos desafíos que las clases presenciales y semipresenciales implicarán para la educación de sus estudiantes.