Más Allá de Ser Escuchados: El derecho de los niños, niñas y jóvenes a participar en procesos civiles y políticos en un mundo cambiante.
A finales de 2024, niños, niñas y jóvenes de 18 países, junto con personal de UNICEF, expertos académicos y organizaciones de la sociedad civil, participaron en una serie de consultas regionales en línea. A través de un diálogo intergeneracional se analizó cómo los jóvenes ejercen su derecho a la participación en procesos civiles y políticos a través de un diálogo intergeneracional.
Desde Asia hasta África, pasando por América Latina hasta Europa Oriental, estas voces jóvenes, de entre 12 y 23 años, revelaron tanto las barreras sistémicas a las que se enfrentan como su visión para lograr que sus voces se escuchen en un mundo cada vez más complejo.
Organizadas por la Oficina Global de Investigación y Prospectiva de UNICEF, las consultas pusieron de relieve una contradicción: aunque la infancia y la juventud de hoy constituyen la mayor cohorte juvenil de la historia de la humanidad, su poder político sigue fuertemente restringido por la discriminación por edad, los riesgos de seguridad y el acceso limitado a recursos institucionales, logísticos y financieros.
Estos desafíos son particularmente graves para las niñas, los niños y niñas con discapacidad y quienes viven en áreas rurales, ya que todos ellos enfrentan múltiples formas de discriminación interseccionales. Sin embargo, desde las protestas estudiantiles lideradas por jóvenes en Bangladesh hasta las alianzas estratégicas entre grupos juveniles y de mujeres en Kenia, pasando por el activismo artístico en África Occidental y la incidencia digital en América Latina, los jóvenes están abriendo nuevos caminos para una implicación ciudadana significativa. Sus experiencias demuestran que una participación efectiva a menudo combina canales institucionales formales con un activismo creativo de base. También requiere un delicado equilibrio entre protección y empoderamiento.
Como señaló una de las personas participantes, el reto no está en demostrar la capacidad de los jóvenes para impulsar el cambio —algo que ya han demostrado a lo largo de «décadas de activismo constante, a menudo inseguro, pero siempre muy comprometido»— sino en crear las condiciones y estructuras de apoyo que les permitan ejercer su derecho a participar de manera segura y significativa.